Existen muchos factores que se consideran para llegar a la asignación de un rating y la importancia que se asigna a cada uno varía entre las distintas clasificadoras.
Entre los principales factores se encuentran la estabilidad política del país, la existencia de instituciones sólidas, la consistencia de las políticas macroeconómicas, la sostenibilidad de las cuentas fiscales, el crecimiento del PIB, el nivel del producto por habitante, el nivel de endeudamiento externo público y privado, el grado de apertura comercial y financiera, el grado de diversificación de las exportaciones, tanto a nivel de mercados como de productos, entre otros.