Alrededor de tres cuartas partes de los ingresos del Gobierno Central provienen de la recaudación tributaria, los que son recolectados por la Tesorería General de la República.
El resto de los ingresos del Gobierno Central provienen de los traspasos de utilidades que realizan al Gobierno Central las empresas públicas (como Codelco, ENAP, etc), de las cotizaciones previsionales que realizan las personas al Instituto de Normalización Previsional (INP) y al Fondo Nacional de Salud (FONASA), de las donaciones que realizan personas o instituciones a entidades públicas, y de otras fuentes de ingresos menores que recauda tanto el Tesoro Público como otras instituciones del Gobierno Central (ministerios o servicios) por servicios que éstos prestan a la ciudadanía.
Todos estos ingresos son proyectados por la Dirección de Presupuestos para la elaboración del proyecto de Ley de Presupuestos del Sector Público, proyección global que, dado el nivel de gasto global incorporado en el proyecto de presupuesto (recuérdese que bajo la regla de superávit estructural el nivel de gasto está determinado por los ingresos estructurales y no los ingresos de un año particular, ver pregunta ¿En qué consiste la regla del Balance Estructural?), sirve de base para determinar el balance (superávit o déficit) que arrojará el ejercicio presupuestario.
En caso de existir un déficit, el gasto que no alcanza a ser financiado por estas fuentes de ingreso debe ser financiado a partir de la venta de activos del sector público o endeudamiento. Es importante considerar en todo caso que, de acuerdo a nuestra constitución, en Chile no pueden dedicarse fuentes específicas de ingresos a financiar gastos específicos.
Por tanto, la composición de los ingresos públicos entre sus distintas fuentes no afecta de ninguna manera la composición del gasto público entre distintos ministerios o programas, la que se define anualmente en la discusión presupuestaria.