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Lunes, febrero 24 de 2014

Una estrategia de crecimiento verde para Chile - Ministro de Hacienda, Felipe Larraín.

La Tercera

El crecimiento económico sostenido por largos períodos permite a los países reducir los niveles de pobreza, fortalecer la democracia, mejorar los niveles de aprovechamiento de los recursos naturales, y también cuidar el medioambiente.

La interrogante que surge es ¿cómo compatibilizar el crecimiento económico con un desarrollo sustentable? Esta es justamente la temática que aborda la Estrategia Nacional de Crecimiento Verde que elaboramos conjuntamente los ministerios de Hacienda y de Medio Ambiente. Ella corresponde a un compromiso que adoptamos como país en 2009 y que ratificamos al ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) en mayo de 2010. El documento aludido, además de cumplir con ese compromiso, es una poderosa herramienta para el desarrollo de Chile en armonía con nuestro medioambiente.

Nuestra estrategia tiene básicamente cuatro pilares: 1) potenciar el crecimiento y la generación de oportunidades y empleos; 2) velar por un ambiente con menores grados de contaminación por medio de implantar estándares y normas de forma gradual; 3) continuar con la colaboración internacional en esta materia por medio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas entre países (reconociendo, por ejemplo, las diferencias entre las naciones desarrolladas y aquellas en vías de desarrollo), que mantengan nuestra competitividad y reafirmen nuestra integración al mercado mundial, y 4) establecer y fortalecer la institucionalidad y las buenas prácticas regulatorias ambientales.

Chile ha demostrado por varias décadas que la estabilidad macroeconómica fundada en un manejo fiscal responsable y en el cumplimiento de sus metas de inflación que contribuyen al desarrollo de políticas que fomenten la productividad, la inversión, el empleo y -por tanto- el crecimiento económico. Como complemento del manejo medioambiental, el uso de instrumentos de gestión especializados y mecanismos de control son efectivos para no incrementar innecesariamente los costos de nuestras actividades productivas.

Muchos son los ejemplos que reflejan que nuestro país ha seguido la senda correcta. Desde las normas de emisión para regulación de contaminantes asociados a las descargas de residuos líquidos a aguas marinas y superficiales del año 2000 hasta las de emisión de vehículos motorizados livianos, medianos y pesados a nivel nacional de 2012; pasando por la normas de emisión de residuos líquidos a aguas subterráneas (2002), las de emisión para centrales termoeléctricas (2011), calefactores (2012), regulación lumínica (2012), fundiciones (2013), y por un grupo amplio de otras iniciativas que buscan establecer estándares para la mejora continua del medioambiente. Así también, un importante esfuerzo reciente es la determinación de normas de emisión para material particulado de tamaño pequeño (2,5 micrones) de 2011 que se unen a las que ya existían para el MP de 10 micrones.

Chile es un participante activo del comercio global, buscando nuevos mercados para nuestras exportaciones y fomentando la competitividad de nuestro sector exportador, pero siempre consciente de que el pilar ambiental es fundamental y debe ser abordado seriamente. Sabemos que nuestra realidad geográfica -alejada de los principales puertos-, sumada al diverso nivel de desarrollo de los países amerita la búsqueda de consensos para enfrentar los desafíos en este tema.

Tal vez uno de los ejes más importantes para el éxito de cualquier política económica reconocido en la literatura y en experiencias de distintas economías, ha sido el decidido trabajo de fortalecimiento de las instituciones en Chile. Un ejemplo de ello, es el trabajo del proyecto Maps (Mitigation Action Plans and Scenarios) que ha reunido los esfuerzos y la coordinación interministerial para desarrollar planes de mitigación medioambiental frente a distintos escenarios de crecimiento de nuestra economía. Este ha convocado a destacados académicos de algunas de las mejores universidades del país, que junto a un grupo de construcción de escenarios compuesto por representantes de la industria, organizaciones no gubernamentales, centros de estudio y sociedad civil, proveen de la mejor información a los gestores de políticas públicas.

Estos esfuerzos son cruciales para un desarrollo equilibrado y deben seguir desarrollándose bajo la idea de la integralidad en el diseño de las medidas en esta materia. Su revisión y constante actualización son en sí mismas las mejores vías para alcanzar el desarrollo con la participación informada de todos los chilenos.