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Lunes, febrero 18 de 2013

Columna Rodrigo Cerda: Política fiscal responsable: sello de nuestro gobierno

La política fiscal del gobierno del Presidente Piñera es seria y responsable. Ello, pese a que, en un principio, no fue fácil y nos tocó “bailar con la fea”.

La situación fiscal heredada fue, por decir lo menos, estrecha. Mientras el gobierno anterior partió con un balance estructural de +1% del PIB, a nuestro gobierno se le legó, de acuerdo a lo indicado por un comité independiente de economistas, un balance estructural de -3% del PIB.

Hacia fines de 2009, según la información oficial de la época, la holgura fiscal -el espacio disponible para implementar el programa del nuevo gobierno y la reconstrucción posterremoto- para el período 2011-2013 equivalía a 3,9% del PIB estimado en 2010. Lamentablemente, el dato efectivo era bastante exiguo y muy lejano a esa cifra, debido a que, con posterioridad a la publicación de la información oficial de 2009, se otorgó el mayor reajuste real de remuneraciones del sector público de los últimos 22 años, y a que uno de los parámetros clave para calcular las holguras -la brecha de producto- fue mal calculado en 2009.

Además, el gasto público aumentó desmedidamente entre 2006 y 2009 (más del 10% promedio anual). Aumentar el gasto público, sobre todo el gasto social en los más pobres, es algo deseable. Sin embargo, es importante que ello sea sustentable en el tiempo, y una parte importante del enorme aumento de gasto público de esos años se solventó sobre la base del fuerte aumento del precio del cobre, que pasó de US$ 1,67 en 2005 a US$ 3,16 en 2008, junto a un fuerte aumento en el margen de explotación del metal.

En el caso del gobierno del Presidente Piñera, los vientos del mercado del cobre, contrario a lo que usualmente sostienen algunos analistas, han soplado en otra dirección: si bien el precio del cobre se ha mantenido en rangos altos, los costos de producir este metal han aumentado sustancialmente, lo que significa una disminución en los márgenes de explotación y, por lo tanto, de los aportes de Codelco al Estado. Así, mientras en 2006 los aportes totales al Estado de Codelco alcanzaron un récord de US$ 8.356 millones (5,4% del PIB), en 2012 sólo fueron algo más de US$ 4.000 millones (1,5% del PIB).

Por ello, nuestro gobierno ha buscado normalizar el crecimiento del gasto público y mejorar sustancialmente la posición fiscal. ¿Cómo? Hemos sido mucho más austeros que la administración anterior -el alza en el gasto público en estos tres primeros años de nuestro gobierno ha sido de 4,8% promedio anual; esto es, más de un punto inferior a lo que ha crecido el PIB en el mismo período (5,9%)-; el crecimiento promedio de la economía ha pasado desde cerca de un 3% en el gobierno pasado a cerca de 6% en este gobierno, lo que ha aumentado la recaudación fiscal, contrarrestando parcialmente el efecto de la menor contribución del cobre y permitiendo reducir sustancialmente el déficit fiscal efectivo; y cuando ha sido necesario, se han realizado ajustes de gasto y una reforma tributaria moderada.

Los resultados están a la vista. La posición fiscal de Chile ha mejorado bastante: entre 2009 y 2012 pasamos de un déficit efectivo de 4,3% del PIB, en 2009, a un superávit de 0,6%, en 2012; nuestros fondos soberanos aumentaron de US$ 14.700 millones a fines de 2009 hasta casi US$ 21.000 millones a diciembre de 2012, y hemos cumplido nuestros compromisos sociales. Ello ha sido reconocido a nivel internacional por las agencias calificadoras de riesgo, al elevar todos los años, desde 2010, la calificación crediticia de Chile. La emisión del último bono soberano a la tasa más baja en la historia del país y de cualquier otro país emergente también fue un reconocimiento en este sentido.

Una posición fiscal sólida y una política fiscal responsable aseguran la sostenibilidad de las políticas sociales, así como la posibilidad de reaccionar ante crisis externas. Este es el sello que se le ha impreso a la política fiscal en estos tres años y, sin duda, es una buena noticia.