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Jueves, febrero 28 de 2013

Columna Salvador Valdés: ¿Soluciones a la mano para los combustibles?

El nuevo debate sobre el precio de los combustibles propone una pregunta válida: ¿Cuál es el ancho óptimo de la banda de precios?


Transmitir a los usuarios la fuerte volatilidad de los precios internacionales de la gasolina, diésel y gas que enfrenta Chile, permite que la tomen en cuenta cuando elijan entre combustibles. Por ejemplo, el gas de uso vehicular presenta precios externos menos variables que las gasolinas. Debe permitirse que eso influya en la elección de combustible por parte de los taxistas.


Pero no basta con reflejar domésticamente el nivel de los precios internacionales: también se debe reflejar su volatilidad. Una banda demasiado estrecha impediría transmitir a los usuarios chilenos las diferencias de volatilidad, distorsionando la matriz energética nacional. Ese fue un aspecto rescatable del FEPP, que operó entre 1991 y 2000 con un ancho de banda de +/-12,5%, mayor que el actual +/-10%.


Contrario a lo que algunos creen, los vaivenes mensuales y anuales de precio en uno y otro sentido casi no se compensan. Está acreditado que la mayor parte de los cambios en los precios internacionales de los combustibles tiene carácter permanente, no transitorio, dentro de un horizonte de tres años.


Una banda puede dar una valiosa “protección” a los consumidores, porque pone techo a las alzas bruscas de precio, aunque también limita las bajas bruscas. Pero con parámetros fijos, el riesgo de una banda puede ser significativo, dependiendo de su ancho. El fisco tiene pérdidas en el techo de la banda, y los consumidores pagan impuestos adicionales en el piso de la banda. El Ministerio de Hacienda encargó un estudio que permite generar sendas de precio hacia el futuro, cuya distribución se genera con datos empíricos de los precios internacionales de gasolina y diésel. Hicimos una simulación con diez mil sendas de precio para el próximo año, partiendo el 25 de febrero de 2013. Luego, determinamos el impacto de cada una de esas sendas, suponiendo que los parámetros del SIPCO se mantienen fijos a todo evento, de modo que el centro de la banda se actualice cada semana como el promedio de los precios en las 52 semanas más recientes.


Sumando el impacto para un año, el 95% de las sendas queda en un rango que empieza en una pérdida fiscal de 762 millones de dólares, si el ancho de banda fuera +/-5%. Cifras tan grandes dificultarían el control del balance fiscal. La cifra de 762 millones es 40% superior a la cifra análoga para la banda actual, de +/-10%.
Para los consumidores, la pérdida por impuestos adicionales llega hasta 809 millones de dólares en la banda de +/-5%. Esta cifra es 30% superior a la cifra análoga para la banda actual de +/-10%.


Estos resultados contribuyen a explicar por qué el FEPCO, que operó entre 2006 y 2010 con un ancho de banda de +/-5%, coincidió con el mayor costo fiscal de la historia de las bandas, incluyendo los daños al patrimonio de ENAP: USD 1.910 millones en 5 años.


Cuando el objetivo es adquirir protección a nombre de los consumidores, existe también otra alternativa, que es una banda con techo, pero sin piso, financiada con un cargo constante en el tiempo. El seguro SEPCO es una familia de bandas asimétricas con cargo constante que no puede exceder de 18 $/litro (4% del precio FOB). Tienen un piso “hondo” que traspasa casi todas las bajas bruscas y un techo “bajo” que cubre de buena parte de las alzas bruscas. El Congreso modificó el SEPCO para que esté disponible para cualquier gobierno que desee usarlo.  El Ministerio de Hacienda tiene muy avanzados los estudios necesarios para aplicarlo.


Salvador Valdés Prieto
Asesor Senior del Ministro de Hacienda